Existen varias causas, entre ellas se destacan las enfermedades periodontales, traumatismos que hacen caer una pieza dental y, principalmente, la pérdida de los dientes, ya que, al no haber estimulación masticatoria por tiempo prolongado, el maxilar no se mantiene y el hueso se absorbe.

Algunas de las técnicas que aplicamos en la clínica son las de regeneración tisular guiada (RTG), plasma rico en plaquetas extraído del propio paciente, el relleno de defectos con Bio-Oss® y el injerto en bloque de hueso.

Es un tipo de sustituto que se utiliza para rellenar o hacer injertos. Específicamente, es un material óseo de procedencia bovina que apoya en la regeneración de los huesos.

Sí, pero teniendo cuidado de que los alimentos estén a temperatura ambiente y tengan consistencia suave. Luego de la cirugía es conveniente tomar muchos líquidos y no comer comidas duras del lado del injerto por al menos un par de semanas.

Entre las consecuencias se tienen la dificultad para colocar implantes dentales, el retraimiento de los labios y el cambio en la estructura del rostro que hace que aparezcan ciertas deformidades en el área facial.

Es una cirugía de reemplazo de hueso en la que se coloca un fragmento óseo en la boca del paciente para aumentar el volumen de los maxilares y que estos sean capaces de recibir un implante de forma exitosa.